Los diputados plurinominales han sido un punto de discusión constante en la política mexicana. Concebidos como un mecanismo para asegurar la representación proporcional de las minorías, su función en el sistema democrático ha sido, sin embargo, objeto de crítica. A primera vista, estos legisladores parecen ser la garantía de que todas las voces, incluso las de los partidos con menos votos, tengan un lugar en la toma de decisiones nacionales. Pero, al examinar más de cerca, surge la pregunta: ¿aún aportan algo al sistema legislativo?
La historia de los plurinominales en México revela un panorama complejo. Crearon un espacio para las minorías en un Congreso dominado por partidos hegemónicos, permitiendo una mayor pluralidad en el debate político. No obstante, en la práctica, su utilidad parece haber sido distorsionada. Estos diputados, seleccionados no por el voto directo sino por las cúpulas partidistas, se han convertido en un símbolo del poder centralizado, de sus trueques y de la repartición de puestos.
Se han realizado campañas en las redes para pedir la desaparición de los plurinominales. Incluso se trató el tema en propuestas de reformas constitucionales que fueron desechadas por los anteriores partidos hegemónicos. Y esta es la principal razón por la que en la nueva legislatura debe respetarse la ley vigente desde hace diecinueve años. Cambiar las bases después de la elección es, además de injusto, ilegal y antidemocrático.
Es momento de repensar los escaños plurinominales, quizá deban eliminarse y conservar aquellos que cuentan con el voto popular, que representan la voluntad del pueblo y no la de los actores políticos, que cambian en el tiempo. Hace veinte años era impensable que el PRI fuera una minoría y por ello lo que antes le era conveniente, hoy le perjudica debido a la asignación proporcional; es decir, partidos y coaliciones reciben escaños proporcionalmente de acuerdo a la ley.
La crítica a los plurinominales no es una condena a su concepto original, sino a la manera en que se ha desvirtuado su propósito. En teoría, deberían ser los defensores de la diversidad política, pero en la práctica, se han convertido en custodios de un sistema que resiste el cambio. Así, la verdadera cuestión es si son los plurinominales realmente necesarios en una democracia que aspira a ser más justa, o se han convertido en una pieza más del juego político que se resiste a ceder el poder.
"La libertad requiere igualdad"
@susanademurga
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