Resiliencia informativa: Navegando la era digital
- Susana de Murga
- 11 jul 2024
- 2 Min. de lectura

En la vorágine de la era digital, cada clic y desplazamiento por nuestras redes sociales no solo informa sino que moldea nuestra visión del mundo. Los algoritmos, diseñados meticulosamente para captar nuestra atención, nos sumergen en burbujas informativas que, lejos de ampliar nuestro horizonte, refuerzan nuestras creencias preexistentes. Este encierro digital fomenta la polarización e incrementa nuestra vulnerabilidad a la manipulación, acentuando divisiones ya profundas en nuestra sociedad.
Hace tres décadas, el intercambio de ideas se enriquecía con una diversidad de perspectivas mediadas por canales tradicionales como los periódicos y la televisión, espacios regulados que mantenían un cierto equilibrio informativo. En contraste, la actual libertad de publicar cualquier pensamiento o idea ha saturado nuestro entorno con un torrente de especulaciones y desinformación. Ante este desafío abrumador, se vuelve crucial aprender a discernir entre fuentes confiables y rumores sin fundamento, una habilidad esencial para fortalecer nuestra resiliencia informativa.
La promoción del pensamiento crítico y el apoyo en información verificada deben ser piedras angulares en nuestra interacción diaria con el contenido digital. Compartir información de calidad y fomentar discusiones informadas son una responsabilidad de todos los ciudadanos que deberíamos reconocer criterios ideológicos y miedos para evitar difundir información sin sustento.
En nuestra realidad contemporánea, cada individuo construye su verdad a partir de la información que procesan los algoritmos de los medios digitales. Nos convertimos, en gran medida, en el reflejo de lo que leemos y publicamos en las redes sociales. El hecho de que estos algoritmos tiendan a mostrarnos información que resuena con nuestros intereses personales introduce un sesgo significativo en nuestro consumo de información, haciéndonos altamente susceptibles a la manipulación. Esta polarización global, exacerbada por las plataformas digitales, compromete la verdad y la objetividad, convirtiendo la manipulación en una preocupación creciente.
Es alarmante cómo los algoritmos pueden perpetuar miedos infundados y teorías conspirativas, sembrando la desconfianza hacia instituciones y empresas, y reforzando prejuicios mediante la exposición repetida a contenidos sesgados. Este ciclo adictivo, alimentado por descargas constantes de adrenalina, erosiona nuestra capacidad para participar en discusiones significativas y tomar decisiones informadas.
Recordemos la era predigital, cuando los periódicos y noticieros televisivos, a pesar de sus propias imperfecciones, promovían la discusión basada en un riguroso trabajo periodístico. En contraste, hoy en día nos enfrentamos a un panorama donde la especulación y las opiniones infundadas dominan, y cualquier persona con acceso a internet puede difundir sus puntos de vista sin necesidad de rigor periodístico.
Para contrarrestar esta tendencia, es vital fomentar un pensamiento crítico que nos permita cuestionar, investigar y contrastar la información que consumimos. Al hacerlo, podemos proteger nuestra autonomía y fomentar un entorno informativo más robusto y equitativo.
Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en fortalecer la integridad de nuestro entorno informativo. Podemos contribuir al bien común compartiendo contenido verificado y promoviendo el pensamiento crítico en nuestras interacciones online. Juntos, podemos cultivar una sociedad más informada, crítica y resistente, garantizando un futuro en el que la verdad y la objetividad prevalezcan sobre la manipulación y el sensacionalismo.
"La libertad requiere igualdad"
@susanademurga
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