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Mejor Morir Bajo un Zapato

RESEÑA

 

El mobiliario de las fantasías: Susana de Murga y Mejor morir bajo un zapato

«El argumento es tan frecuente, es tan cotidiano que vale la pena que lo escriba», afirma curiosamente Malena, una de las narradoras de la segunda novela de Susana de Murga, Mejor morir bajo un zapato (Felou ed. 2011). Y es que por detrás de esa historia que podríamos considerar habitual, al lado de su carga trágica y de denuncia, existe todo un experimento narrativo. Susana sin lugar a dudas pone a prueba a su protagonista, una joven maestra de literatura que, tras un conflictivo divorcio aunado a una terrible enfermedad, deberá enfrentarse con algo mucho peor: el encarcelamiento por haber sido involucrada en un engañoso fraude de bienes raíces.

 

De igual forma, Susana se pone a prueba a sí misma al comprometerse con una ficción cuyas raíces están en el triste día con día de la realidad mexicana. Claro está que quizá el lector pueda angustiarse o juzgar a Blanca por dejarse ver la cara de tonta, pero queda claro que no se trata de Blanca per se, sino de todo el entramado de las clases sociales, la justicia y las finanzas del país. De ahí que Susana decida explorar con suma precisión el universo desolador de las cárceles femeninas en México. El enfrentamiento entre la protagonista y su compañera de celda forma parte de «las realidades contrastantes de este país que, sin memoria, se encuentran a diario».

 

Susana emplea un narrador avec para adentrarse en las adversidades de Blanca en prisión, y una voz en primera persona, la de Malena, vecina de Blanca, quien también dilucidará las pistas que expliquen la situación de su injustamente apresada amiga, dando a veces la impresión de una obra de género detectivesco. El lector de Mejor morir bajo un zapato se queda con una terrible sensación en el fondo, un resabio: la historia de Blanca refleja cómo en el momento más inesperado los sueños se pueden desmoronar. Sin embargo, aunque la situación de Blanca pueda provocar impotencia e incluso la lleve a considerar el uso de estupefacientes durante su encarcelamiento, no perderá la esperanza que una y otra vez se asoma como un hilillo de luz en la ventana cerrada.

 

Es también la historia de una mujer que, irremediablemente, deberá concluir que la soledad es muchas veces la mejor opción para poder seguir adelante. Mejor morir bajo un zapato nos invita a presenciar el arduo trayecto de Blanca, quien deberá afrontar, en la búsqueda de sus sueños al lado de un hombre que conoce en un café y que será su perdición, la disolución de sus planes a futuro, y reconocer que el mobiliario de sus fantasías es, en un país en el que «es difícil confiar en la justicia pero es más difícil no creer en nada», una ilusión bastante difícil de concretar.

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