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Esperanzas en Papel de Arroz

RESEÑA

 

Y todo por un catarrito…

 

Susana de Murga y Esperanzas en papel de arroz Esperanzas en papel de arroz (Ediciones Felou, 2013) es la tercera novela de Susana de Murga. Una vez más decide sumergirse en problemáticas sociales; un reto, sin lugar a dudas, como proyecto literario contemporáneo. Pareciera fácil sostener el día tras día cotidiano de una mujer, Carmela, que, al presenciar la desestabilidad económica de su familia tras el despido de su marido y su partida a Sonora, deberá probar suerte en el ámbito del narcomenudeo, haciéndose pasar por vendedora de chicharrones. Si bien estas narco-historias suelen desarrollarse por lo regular en el norte del país, Susana recrea la historia de Carmela en el Distrito Federal.

 

Como narradora, de Murga entiende que la ficción muchas veces necesita reclinarse con firmeza en la vida real; en este sentido, utiliza los medios masivos (la «retórica del periodismo», eufemística, irreverente y engañosa) y las telenovelas para contrastar los sueños de Carmela. Asimismo, es significativo el peso que adquieren los moneros; a través de ellos la protagonista asimilará una realidad que se le antoja lúgubre, mas no perderá el humor ni las esperanzas. Los moneros han sido, como sabemos, figuras importantes dentro de la cultura popular. Fueron transgresores y cuestionaron, cuando nadie más lo hacía abiertamente, la política mexicana. Aquí Susana les tributa. De noticia en noticia, Carmela advertirá que ella forma parte de ese enorme sector mexicano que padece la falta de posibilidades. La premisa de la novela arranca con un titular en el periódico: un «catarrito» en la economía del país.

 

Esta comparación simpática que usan los poderosos es la que indirectamente afecta a Carmela y su familia. El personaje que sin duda es el más controversial debido a sus opiniones es, curiosamente, Presi, el narcotraficante que casi en el sentido estricto del término seduce a Carmela para involucrarla en el negocio. Es cínico, idiosincrático y, encima de todo, divertido (por su manía por recortar las caricaturas de los periódicos y coleccionarlas). Pero Presi no es el villano del cuento; la autora plantea que él también es parte de un complejo zurcido social. Carmela descubrirá que no es la única que «se las ve negras»: la novela es una galería de personajes viviendo bajo las presiones del desempleo, la pobreza y la desigualdad. Pero estos términos que escuchamos a diario, Susana los canaliza de forma distinta: en un proyecto novelístico que se centra en la minucia cotidiana de una mujer en apuros económicos, a tal grado que, por ejemplo, la preparación de una sopa puede volverse la alegoría de su desafortunada circunstancia. El lado memorable de la protagonista es que, si bien puede detectar esa grieta entre su vida como madre y como narcomenudista, no deja de ser valiente y cerebral.

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