Ayotzinapa: Entre dos administraciones, ¿avances o cambio de discurso?
- Susana de Murga
- 11 jul 2024
- 2 Min. de lectura

La desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en 2014 ha dejado una cicatriz indeleble en la memoria colectiva de México, desafiando la capacidad de respuesta de dos administraciones presidenciales sucesivas. Al comparar el manejo del caso durante los mandatos de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador (AMLO), surgen preguntas inquietantes: ¿Que se esconde o a quién se encubre?
Bajo la administración de Enrique Peña Nieto, se nos presentó la así llamada "verdad histórica", que sostenía que los estudiantes habían sido entregados a un grupo criminal y luego incinerados en un basurero en Cocula. Esta versión fue rápidamente cuestionada tanto por investigaciones independientes como por organismos internacionales, incluyendo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). La gestión de Peña Nieto, marcada por una notable falta de transparencia, perpetuó una percepción general de encubrimiento y complicidad.
La llegada de AMLO al poder en diciembre de 2018 avivó las esperanzas de justicia para Ayotzinapa. Con promesas de revisión exhaustiva del caso y la creación de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia, su gobierno ha buscado abrir nuevas líneas de investigación y desmantelar la "verdad histórica". Aunque ha habido detenciones y procesos judiciales contra varios implicados, incluidos miembros de las fuerzas de seguridad y funcionarios locales, la resolución del caso sigue siendo elusiva y cargada de inconsistencias por las liberación de dichos implicados, manteniendo a las familias de los desaparecidos y a la sociedad en un limbo de esperanza perpetua y desilusión constante.
La metáfora de Comala, el pueblo fantasmal de "Pedro Páramo" de Juan Rulfo, sigue resonando como un eco de desesperanza y desolación en torno al caso Ayotzinapa. El país entero necesita de un padre capaz de proteger a los vivos y dar una correcta sepultura a desaparecidos.
Aunque la administración de AMLO ha introducido un cambio narrativo y mostrado un compromiso renovado con la justicia, la ausencia de resultados tangibles en la localización de los estudiantes y en proporcionar un relato claro y veraz de los hechos subraya que aún queda mucho por hacer. Este caso, que trasciende gobiernos y administraciones, exige una reflexión continua sobre la necesidad de una justicia auténtica y la importancia de no reducir las tragedias a meros instrumentos de retórica política.
Para avanzar, es fundamental que los esfuerzos persistan, que la presión pública no cese y que la búsqueda de la verdad sea incansable. Solo entonces podremos afirmar que hemos aprendido de nuestro pasado y estamos en camino a construir un México donde la impunidad y la corrupción no encuentren refugio. La tragedia de Ayotzinapa debe ser un catalizador para el cambio, no solo un capítulo sombrío en nuestra historia.
"La libertad requiere igualdad"
@susanademurga
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